El 29 de agosto del año 2000, la historia de la familia orionita se iluminó con un acontecimiento único: el regreso del corazón de San Luis Orione a la Argentina, su “segunda patria”.
Ese día, la promesa del santo —“vivo o muerto volveré”— se cumplió de manera conmovedora. Jóvenes peregrinos trajeron desde Roma el relicario que guarda su corazón, y al llegar al Pequeño Cottolengo de Claypole, más de 9.000 personas lo recibieron entre cantos, lágrimas y oración. El lugar se convirtió en un santuario vivo, donde la fe y la esperanza siguen latiendo hasta hoy.
“En Argentina he hallado para siempre mi segunda patria, y Dios mediante, volveré a ella vivo o muerto, pues quiero que mis cenizas descansen en el Pequeño Cottolengo Argentino de Claypole.” Carta autógrafa, 29 de mayo de 1937.
Han pasado 25 años de aquella jornada, y la presencia de San Luis Orione continúa siendo fuente de consuelo y fortaleza. Su corazón late en cada obra de caridad, en cada comunidad orionita, en cada hermano y hermana que encuentra en su legado un motivo para seguir caminando.
Hoy, en este Año Jubilar 2025, las Hermanas de Don Orione celebran con gratitud y alegría este aniversario, invitando a todos a renovar el espíritu misionero y a dejarse transformar por el latido de un corazón que nunca se detiene.
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