A mediados de febrero y tras 85 años de labor ininterrumpida, las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad finalizamos nuestra Misión en el primer Hogar para personas con discapacidad fundado por Don Orione en la Argentina.
A simple vista es una casona que nos hace evocar el Gran Buenos Aires de mediados del siglo pasado. En su interior, es un espacio donde la calidez y el carisma orionita se hace presente en cada uno de sus rincones.
Hay una mezcla particular, donde cada paso hace inevitable recordar la época en que Don Orione la recorría sin cansancio. Un resoplo de historia que, sin embargo, no hace olvidar las demandas del presente, a partir de una comunidad donde residen 80 mujeres, con edades y discapacidades distintas pero que hacen de este lugar un verdadero hogar.
Son muchas las sensaciones que se entremezclan al momento del adiós. Una despedida que no significa el alejamiento de Avellaneda, porque seguiremos presentes en el Jardín de Infantes, pero que marca el fin de una época y el comienzo de una nueva era, donde los Padres Orionitas tendrán la responsabilidad de continuar con esta misión de profundo sentido cristiano y social.
La comunidad despidió a las Hermanas
La gran familia orionita de Avellaneda agradeció las más de ocho décadas de incansable trabajo desarrollado por las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad en el Cottolengo.
Las actividades se iniciaron con la celebración de la Santa Misa para luego proseguir con un almuerzo donde se destacó el compromiso social de las Hermanas en continuar con la labor iniciada en 1935 por Don Orione en esta Ciudad.
La Hermana Superiora Provincial, Trinidad Almada y la Hermana Superiora del Cottolengo, Hilda Pachón, recibieron, en nombre de las PHMC, distintos reconocimientos por los años de presencia en tierras avellanedenses.
Actualmente en el lugar, que también funciona como Centro de Día, residen 80 mujeres con distintos tipos de discapacidad y cuyas edades van desde los 3 a los 81 años.