Celebramos las Bodas de Plata de la Hna. María Mercedes Tomaino

El pasado viernes 2 de febrero, celebramos con gran entusiasmo las Bodas de Plata de nuestra querida Hermana María Mercedes Tomaino, Superiora de la Comunidad “San Joaquín y Santa Ana”, nuestra Casa Provincial ubicada en Floresta, Ciudad de Buenos Aires, Argentina. Luego de una jornada conmovedora, la Hna. compartió cómo se preparó para este momento tan especial y qué significa para ella este aniversario.

Respondiendo al llamado de ser una Pequeña Hermana Misionera de la Caridad

“Me llamo María Mercedes Tomaino, tengo 52 años, soy de Córdoba Capital, quinta y última hija de Bernardo y Mercedes, y hermana de cuatro hermanos varones. Conocí la Obra Don Orione en el año 1993. Todo comenzó en el Cottolengo, en una Misa de Domingo que celebraba el Padre Pablo Bussolini y a la cual asistían los residentes del mismo. El Padre, muy fervoroso en su homilía, siempre terminaba diciendo ‘¡Ave Maria y Adelante!’, a lo cual todos aplaudían. Una tarde, me acerque a preguntarle qué significaba, y ahí me regalo el libro de la Vida de Don Orione”.

“Cada domingo, después de Misa, me sentaba con él y me contaba cómo era Don Orione, y fue así que una estampa con su mirada y su sonrisa sincera y sencilla me cautivó.  Sus palabras sobre la perfecta alegría de servir a Dios y a los hombres, especialmente a los más desvalidos, más enfermos, más abandonados, me hizo dar cuenta que ahí estaba mi entrega, lo que quería ser”.

“Comencé entonces a participar del voluntariado y un grupo misionero. Pasado un tiempo, otro sacerdote me pidió que me quede a cuidar uno de los Hogares, porque la religiosa a cargo en ese entonces tenía que ir de Ejercicios Espirituales. Una de esas noches, sentí muy de cerca la presencia de Jesús en una de las chicas a la que sólo pude abrazar. Ahí sentí el abrazo y la mirada del mismo Jesús; eso confirmó aún más que tenía que entregarme a su obra”.

“En el año 1996, ingresé junto con 12 jóvenes más al postulantado, y ahí comencé a vivir éste gran llamado a ser Pequeña Hermana Misionera de la Caridad. Transcurrido dos años, en agosto de 1999, hice mi primera profesión: fue un momento inolvidable y emotivo, mi vida iba tomando más sentido en esta FAMILIA, mi nueva Familia. Transcurridos unos años, en el 2008 di mi ‘sí’ total para vivir en la perfecta caridad al servicio de Dios y de mis hermanos más pobres, poniendo mi vida a disposición total de esta familia religiosa. Ahora ya pasaron 25 años de ese primer ‘sí’, el cual cada día cobra mayor intensidad con sus aciertos y desaciertos, pero más pleno”, compartió la Hna. María Mercedes.

Un aniversario muy especial

La Hna. Mercedes comentó cómo se preparó para este momento tan especial:  “Mi preparación es día a día con lo que el Señor me regala, dejándome sorprender y asombrar por sus detalles para conmigo. Realicé mis Ejercicios Espirituales en Chile. Fueron unos días de mucha gracia y presencia de Dios en todo momento”, dijo.

Por último, transmitió el mensaje de lo que representa para una Hermana de Don Orione este momento tan especial de la vida de cada una: “Mi mensaje es que Dios es el dueño y Señor de mi vida, de toda nuestra vida. Debemos dejar que Él complete la obra que ha empezado, que él  rompa y vuelva a hacer si es necesario, como la vasija en manos del alfarero, porque él no busca a los capaces, sino que capacita a quienes llama, y es eso lo que realmente siento y deseo expresar”.

“Deseo que San Luis Orione me conceda poder ser cada día Pequeña, como María, Hermana de mis Hermanas y de todos aquellos que se me confía, Misionera para poder seguir anunciando y dando testimonio de las maravillas que Dios obra en mí y me dé Caridad sin límites ni fronteras. Porque como alguien me escribió una vez: El mejor acto de caridad que se le puede hacer a un alma es darle a Jesús. Estas son palabras de Don Orione, y este joven me decía: ‘Y vos, Hermana, no solo me diste a Jesús, sino que fuiste Jesús para mí’”.

Finalmente, agradeció a todas las personas que estuvieron presentes en su vida, y que la acompañan aún al día de hoy en este camino de Fe: “Gracias por mis padres, que con tanto amor y esfuerzo me ayudaron a crecer. Gracias por mis hermanos que tanto me cuidan, mis cuñadas y sobrinos/as, y por tantas personas y sacerdotes que me acompañaron y acompañan. Y gracias, Señor, por mi querida Comunidad de Casa Provincial, mis Hermanas Mayores, por mostrarte en cada una de ellas”.