Área de Pastoral Juvenil Vocacional (PJV) organizó momento de oración ante Pentecostés

Al caer la tarde del viernes 21 de mayo en los 5 países de la provincia religiosa, miles de personas se conectaron desde sus hogares a la vigilia organizada por nuestra área de la Pastoral Juvenil Vocacional (PJV). Las comunidades se conectaron vía Zoom y el evento se transmitió a través de nuestra página de Facebook.

“Buenas noches a todos nuestros hermanos latinoamericanos”, dijeron desde la comunidad de Chile, quien abrió el encuentro con una animación acompañada por cantos, instrumentos, bailes y un espíritu de fiesta.

Entre los inspiradores temas que sonaron, se escuchó: “La gente anda diciendo que ser Orionita es aburrido, pero eso no es verdad, es pura mentira… El orionista canta, baila, alaba, se goza, se ríe, salta y dice: ‘¡Gloria a Dios!’”. En línea con esta alegría sincera del cristiano, en otro instante se cantó: “Un pasito para adelante, un pasito para atrás y un pasito para Dios”.

Desde San Juan Bautista – Misiones en Paraguay, propusieron “bajar un poco los decibeles” y, por esta razón, la Hna. Ma. Julia Álvarez y los integrantes de dicha comunidad nos invitaron a conocer distintas realidades especialmente necesitadas de la luz del Espíritu Santo. “Entre tantas que hay y conocemos, entramos en contacto providencialmente en estos últimos días y decidimos que las personas hablen por sí mismas, para que nos sintamos llamados a rezar por ellos y a interceder”, reflexionaba Álvarez, al tiempo que animaba a compartir las intenciones de oración en los comentarios de la transmisión.

A continuación, se emitieron los videos enviados por obras en representación de los cinco países. En la serie comenzó Chile, en el que nuestros hermanos de dichas tierras clamaban la necesidad del don de sabiduría para discernir los signos de los tiempos actuales.

Luego, Nimia Almada, laica de la comunidad San Juan Bautista – Misiones en Paraguay, introdujo un apostolado que desarrollan desde hace un tiempo: el acompañamiento a las internas de la Penitenciaría de Misiones. “Las chicas se sienten muy motivadas y alegres cuando las visitamos. Les llevamos la misma Palabra de Dios”, contaba. Pedían oraciones por las personas que enfrentan la lucha contra el coronavirus, por las difíciles situaciones que viven en dicho contexto e imploraban la importancia de dar gracias por poder ver, respirar, movernos, bendiciones de la vida cotidiana y sencilla que no todos tienen y que no pueden pasar desapercibidas pese a las horas aciagas que la humanidad transita.

Posteriormente desde Uruguay se proyectó la historia de vida de una persona en situación de calle. Se trataba de un chico con un camino “bastante complicado” hasta ahora, como él mismo lo describía. Puesto que sus padres estaban separados, creció solo. A los 15 años inició el consumo de drogas, que, según relata, constituyó “una perdición”. Logró recuperarse un tiempo, formó una familia, pero luego recayó. En la actualidad, es un cuidacoches en Montevideo y reconoce que todo el dinero que gana lo destina en los estupefacientes. “Necesito a Dios al lado de mis hijos, porque a mí ya no me va a escuchar más, pero sí por ellos. Le pido que me los proteja, que me los cuide”, señalaba. “Sigan el buen camino”, aconsejaba.

Más adelante, una funcionaria del Hospital Regional San Juan Bautista – Misiones decía: “Necesitamos a Dios por esta pandemia, que está muy dura, y para ayudar a las personas a rezar más, rezar y tener mucha fe”. Después, una chica pedía por su papá y por todos los pacientes que se encuentran en una cama de terapia, “que salgan, para que podamos volver a reunirnos juntos en familia”, y seguían súplicas similares relacionadas con el deseo de pronta recuperación para todas las personas que sufren los embates de este virus maligno.

El Cottolengo Femenino Don Orione de Montevideo en Uruguay fue la obra encargada de concluir la vigilia con la adoración eucarística. Josefina Draper, joven voluntaria, tocó la guitarra y cantó en compañía de la Hna. Ma. Mónica López y residentes de esta casa. Por su parte, Darío Cernicchiaro, joven voluntario, condujo la adoración con oraciones espontáneas e incentivó a poner todas las realidades que se escucharon anteriormente en manos del Espíritu Santo, para que su soplo lleno de vida las transformara por completo.

La Hna. Ma. Adriana Delfino cerró el encuentro con un mensaje de agradecimiento a todas las personas que se conectaron en la transmisión multitudinaria, a los jóvenes y a las comunidades que participaron de la organización. “Que podamos tener un Pentecostés que renueve la vida de la humanidad”, auguró.